La artroscopia es un procedimiento quirúrgico, que se utiliza para visualizar directamente las cavidades de distintas articulaciones (muñeca, tobillo, rodilla, hombro, codo y cadera). Con la finalidad de realizar un diagnóstico y tratamiento según el problema de las articulaciones del paciente.
El cirujano traumatólogo altamente capacitado en artroscopia iniciará el procedimiento con incisiones o cortes pequeños alrededor de la articulación, luego insertará el artroscopio (instrumento quirúrgico de tamaño delgado parecido a un lápiz), conectado a una cámara de vídeo de fibra óptica. Del cual, transmitirá la imagen de la articulación a un monitor de vídeo de alta definición.
Es decir, la artroscopia brindará un diagnóstico más preciso debido a que las lesiones se visualizan directamente como el caso de la artroscopia de rodilla que es uno de los más practicados.
Véase también artroscopia de rodilla

¿Quiénes son más propensos a realizarse una artroscopia?
Los más propensos son pacientes con edad avanzada debido al deterioro de las articulaciones. De igual manera, deportistas o atletas y personas que por trabajo realizan movimientos repetitivos de sus extremidades superiores o inferiores. Y personas con obesidad debido a que, a mayor masa corporal, mayor será el desgaste de las articulaciones de caderas, rodillas y tobillos.
Ventajas de una artroscopia
La artroscopia tiene diferentes ventajas hacia los pacientes que se realicen este tipo de cirugía, a diferencia de una artrotomía (incisión de corte grande de las articulaciones). Empezando con los resultados postoperatorios, donde el dolor e inflamación son pequeños. Según lo mencionado, las incisiones son cortas y mínimamente invasivas esto permite la reincorporación laboral temprano y reducción del coste hospitalario y una pronta recuperación de dos a tres días.
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